domingo, 20 de noviembre de 2011

¿Toda la vida igual?

ANGÉLICA GONZÁLEZ / BURGOS
Mujeres de cuatro generaciones distintas reflexionan sobre cómo ha evolucionado el fenómeno de las agresiones a las mujeres. Y es que, aunque es cierto que el problema tiene ahora una dimensión social y no es privado, sigue costando muchas vidas todos los años.

María Amor Ladrón (16 años)
Solo tiene 16 años pero la primera reflexión que hace María Amor sobre la violencia de género es de una gran madurez. Dice que es producto de una igualdad «que no es real», de unos varones que no dejan ser libres a sus mujeres, «que se creen superiores o que piensan que ellas son su posesión». Asegura que este asunto no suele salir en las conversaciones con sus amigas «porque lo vemos lejano y no nos damos cuenta de que está ahí». La mayoría de los chicos que conoce son «respetuosos» aunque hay alguna excepción y explica que también hay algunas adolescentes muy posesivas con sus novios «hasta el punto de que no les dejan hablar con otras chicas».

María Vargas (28 años)
María no lo duda un segundo: «La violencia de género es una lacra social, un tipo de terrorismo cuya víctima es la mujer contra el que se podía hacer algo más y al que no se le da la importancia que tiene». Esta psicóloga considera fundamental la educación en igualdad, respeto y tolerancia desde los primeros años de vida aunque reconoce que es un tema que no suele salir en las conversaciones con su amistades «como pueden serlo el paro o el terrorismo de ETA». Dice que su generación es más apática sobre la violencia hacia las mujeres «porque nos pensamos que hemos conseguido ya todo y prácticamente solo tenemos una igualdad formal».

Charo González (57 años)
Reconoce que su generación -la que tenía 20 años cuando se murió Franco- no le dio en su día a la violencia de género la importancia que tenía «porque desconocíamos su alcance». Y es que tenían tanto por hacer y tantas cosas por cambiar «que lo dejamos un poco de lado». Ahora considera que uno de los grandes logros es que haya salido del ámbito privado, que ya no es una ‘cosa de pareja’ y una de las mayores frustraciones, las muertes que siguen repitiéndose año tras año. Al igual que las más jóvenes, esta profesora considera que la falta de igualdad real está en el fondo de la cuestión: «El resultado es la muerte, la causa es la desigualdad».

Encarna Sánchez (78 años)
Es muy significativo el gesto que hace Encarna al ser preguntada por lo que pasaba en su juventud cuando se sospechaba que una mujer había sido agredida por su marido: con los dedos pulgar e índice de la mano derecha se pasa una imaginaria cremallera por la boca. No se hablaba de ello: «Todas decían que se habían caído por la escalera o que se habían dado un golpe para justificar los moratones». Esta matrona jubilada dice que antes las mujeres soportaban estas terribles situaciones porque no tenían recursos para marcharse, por eso, le encanta que ahora las jóvenes tengan independencia económica y se estremece cada vez que se entera de un nuevo asesinato.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario